¿Cuál es el mejor escenario para promover valores ambientales?
Esta interrogante debe ser interiorizada por todo aquel que imparta o desee impartir clases, pues seguramente un docente de matemática, Castellano o de materias especializadas de educación superior, piense que el lugar para cultivar en los alumnos el cuidado del ambiente es la cátedra de geografía o biología. Y esta aseveración es palpable para cada uno de nosotros… ¿quién mientras aprendía el mínimo común múltiplo recibió algún mensaje que lo motivara a sembrar una planta?; o entre sujeto verbo y predicado construyó algo reciclable. Seguramente ninguno. No se trata de una crítica, es una verdad que debemos reflexionar.
El cuidado del entorno
natural es responsabilidad de cada individuo que habita este planeta; y por
tanto no debe ser un tema de escenarios exclusivos, sino una conducta ética. En
un mundo que ha sentido los estragos de sus actividades y que está obligado a
controlar el daño que hace al aire, suelo y agua, ya que de continuar como hasta
ahora la vida del planeta se acorta a pasos agigantados. Cada ser humano debe
asumir el compromiso de mejorar y sobretodo no empeorar el entorno que lo
rodea. Pero hay una realidad con la que nos encontramos y es que falta
información que nos ayude a preservar la calidad de la naturaleza, pocos
sabemos qué hacer con los residuos del aceite comestible, los bombillos que se
dañan en el hogar, las pilas usadas, etc.
Existe un problema de
cultura ambiental, porque si bien todos deberíamos elegir conscientemente no
destruir el planeta, el problema está en que no solo no es así sino que quién
elige cuidarlo o al menos tiene la disposición no tiene información ni medios
que le permitan hacerlo. Y en este punto es donde todos debemos coincidir, en
la necesidad de crear una cultura de cuidado ambiental global, para transformar
los intentos “verdes” en una realidad.
Ahora bien, el reto de
esta transformación, pasa por que cada profesor sin importar la materia que
imparta tenga la actitud de conservación ambiental y promueva prácticas amables
para nuestra naturaleza. Debemos cambiar el chip que nos dice: estamos
aprendiendo periodismo, ingeniería, castellano, geografía y el mundo nos
necesita, por uno que diga: debemos cuidar el mundo donde aspiramos ejercer
nuestras profesiones y vivir una buena vida.
¿Estás de acuerdo? Tienen
los docentes un rol protagónico en la construcción de una cultura de cuidado
ambiental… ¡opina y se parte de la transformación!